¿Alguna vez te has preguntado el por
qué la novia lleva siempre un ramo de flores? ¿A qué se debe esta peculiar
tradición? Se dice que hace muchos años, en Grecia y Roma los novios tanto él
como ella, llevaban un collar alrededor del cuello que simbolizaba la nueva
vida, la esperanza y la fertilidad. Estos collares estaban hechos de hierbas
aromáticas y especias, pues se creía que los olores fuertes tenían poderes
místicos y con ellos se alejaba a los malos espíritus.
Ya en 1840, cuando la Reina
Victoria se casó con el príncipe Alberto de Sajonia, reemplazaron las hierbas y
especias por flores frescas, y en especial caléndulas. Eran además flores
comestibles, los novios e invitados a la boda las comían durante la recepción.
Durante le época vitoriana las
flores se convirtieron en mensajes secretos entre los amantes, pues como cada
flor tiene un significado diferente, se creó un “lenguaje de las flores” con el
que se intercambiaban mensajes de amor, las flores que luego llevaría la novia
al altar se acababan eligiendo por sus distintos significados.
Hoy en día esta tradición ya se
ha perdido y ahora elegimos las flores dependiendo su color, forma, etc. Por lo
general, elegimos los ramos de novia por el aroma, o porque nos encanta algún
color en particular, o simplemente porque hemos encontrado una flor que queda
perfecta con la decoración del lugar donde nos casamos o con nuestro vestido de
novia.
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